
Los últimos dos años de Iván Duque*, nos dejan una radiografía un poco más precisa de lo que ya se sabía antes de que el regordete Iván subiera al inmundo solio de Bolívar.
Este genio de la economía que en tan solo dos años dejó ver su incompetencia para la gestión de proyectos de desarrollo, pero sobretodo, dejó ver sus férreas inclinaciones hacia el proselitismo, la oligarquía y por supuesto: el poder.
Iván dentro de sus innovadoras ideas de emprendimiento, encontró prudente reducir los impuestos para los grandes ingenios azucareros, que como todos sabemos responde a las lides burocráticas más grandes de la economía Colombiana, y financista asiduo del Centro Democrático Alternativo (CDA), partido del gobierno nacional, donde las gaseosas y las mafias, son más importantes que la paz. Iván, gestor de la economía naranja, hoy por hoy enfrenta de manera nefasta una pandemia que deja mas de 60 mil muertos en Colombia, y millones de desempleados, a punta de economía naranja y un ministerio de hacienda deplorable generan para nuestros días pandémicos una reforma tributaria que exprime cada vez más a la clase media. La ignorancia y la indiferencia sobre el pueblo son las banderas del tierno Iván, presentador de televisión desde que empezó la pandemia, y creador de ese universo que popularmente conocemos como Polombia**.
​
No es nuevo para nadie que en Polombia estos grandes empresarios de la muerte y la corrupción desde antes vienen evadiendo sus responsabilidades tributarias, y con las geniales ideas de nuestro presidente “cool” al reducir los impuestos que tiene ancladas a las empresas para generar empleos- pues queda un hueco económico que desde luego cubrimos, usted, y yo. Porque en Polombia, en el circo de Iván todo está al revés. Si, Durante su campaña electoral, nos prometió no hacer trizas los acuerdos de paz del gobierno anterior, y hoy, la JEP prende de un hilo constitucional que de manera pírrica se debate entre resquebrajarse en un proyecto perverso, destructor, uribista, que pretende acabar con las cortes, y tribunales especializados, que lo que hará es quitarle a los colombianos sus derechos constitucionales, y que además propone instalar una corte donde sus jueces son impuestos a dedo, fiscales, amigos de toda la vida, que se pueden ir a san Andrés en medio de una pandemia y dilatar procesos contundentes y dicientes frente al caudillo eterno Uribe Vélez. Prometió establecer políticas económicas donde los impuestos se vieran rebajados frente a los salarios de los colombianos y hoy graba el café y los huevos, que según su ministro valen $1800 la docena; procuradores, que procuran tapar las cagadas de sus jefecitos y “embolatar” todos los procesos en los que se ven envueltos a la fecha, donde el narcotráfico de la costa atlántica y el estado se ven envueltos en esa eterna comunión político administrativa desde los tiempos de Escobar.
Abolir la justicia especial para la paz, y arruinar la constitución representan para Colombia un viaje al pasado, que dejará muchos muertos, y sobre todo muy pocas oportunidades para los colombianos. Siguiendo por esta radiografía, la seguridad que propende el partido del gordito Iván, y su propuesta económica basada en abusivos gastos en publicidad, camionetas y aviones de guerra en tiempos de austeridad, solo nos deja ver que todo en polombia es al revés, los carteles mexicanos siguen alimentando sus arcas con la pobreza y la miseria de los territorios olvidados de la nación, y en USA desde el gobierno de Iván, se registra incremento en los números correspondientes al ingreso de drogas a este país, como quien dice, somos la bodega de estos bellacos y aquí no pasa nada. el narcotráfico sigue latente en nuestro territorio, y a este señor se le ocurre prohibir la dosis mínima para decirnos que todo está divinamente, persiguiendo a los consumidores pero no a los carteles y para nuestra sociedad no es nuevo, que el narcotráfico y el paramilitarismo, como una gran empresa, solo le ha dado a Colombia líderes muertos, jóvenes emprendedores muertos, y jóvenes humildes y trabajadores como los hijos de las madres de Soacha, tachados como subversivos criminales en fosas comunes que hasta hoy aún reclaman justicia, como dije, en el circo de Polombia todo es al revés:
“Los mediocres siempre están disponibles: he ahí el problema. Quizás son efectos engañosos de la nostalgia, pero me parece que eran más grandes nuestros líderes cuando este país era más chiquito. Algo va de personajes enormes como López, Gómez, Alzate, Gaitán o Galán a un Congreso presidido por un cantante perezoso o el mañoso de las "jugaditas"; algo va también de los discursos de Alberto Lleras Camargo a los trinos de la señora de Fedegán; de un presidente como Carlos Lleras Restrepo, que habría destituido ipso facto al general que lloró la muerte de Popeye, a un Senado que lo asciende; de un Marco Fidel Suárez que dominaba los secretos de las lenguas a su paisano, el alcalde de Medellín, que dice "preveídos"; de magistrados como Darío Echandía, Alfonso Reyes o Carlos Gaviria a una Corte Suprema donde algunos traficaban con sentencias; en fin, de un Eduardo Santos, que alternaba con Albert Camus y se trataban de mesié, a un Iván Duque, que se reúne con Maluma y lo llama hermano.”
Estas problemáticas envuelven en su contraparte estallidos sociales, y conciencias colectivas que en grito de revolución hoy le dicen desde las calles al gobierno Colombiano: “¡NO MÁS!” no más al abuso, no más a la injusticia ni a la indiferencia. Por tanto, en estos discursos el diseño encuentra potencia desde la inconformidad y el enojo, para surgir en gráfica que de cuenta de un sentir que es colectivo, y que dentro de una sociedad cansada y afligida, cumple un rol de sostenimiento social muy importante, son todas estas expresiones las que generan cambio, y el diseño gráfico resulta una herramienta potente, desde la fenomenología del mismo, y el discurso visual. El proyecto va enmarcado bajo la gráfica circense( Circo Freak S.XIX ) , asociado al azar como juego,
aspectos de los que devienen personificaciones ilustradas derivadas de la “fauna” que habita en el congreso de la república de Colombia, su accionar criminal tanto como de ellos, como las autoridades a lo largo del territorio. Serán entonces estos contextos sociales replicados a partir de los 22 arcanos mayores del tarot de Marsella, como reinterpretación gráfica del mismo. El azar envuelve los vejámenes del gobierno nacional, sus actores, pertenecen al circo del oscuro matarife y su marioneta rockera, Iván. Un tarot que devela oscuridad, es entonces el contenedor gráfico de mi denuncia.